martes, 19 de julio de 2011

La Gran Muralla y el Templo del Cielo en Peking

9 septiembre 2002
Hoy nos esperaba otro de los puntos fuertes del viaje, aunque durante todo el recorrido no hemos pasado un minuto sin asombrarnos. Por la mañana nos tocaba la visita a la Gran Muralla, y teníamos que  madrugar un poco. La zona de Badaling es quizá la parte de la Gran Muralla más visitada por los turistas, pues su estado de conservación es bastante bueno y además se encuentra relativamente cerca de la ciudad, tan sólo unos 60 kilómetros. 


La gran Muralla

Qué se puede decir de la Gran Muralla, después de todo lo que hay escrito. Pues solamente unos datos y unos pequeños consejos para la visita. La longitud aproximada de la rama central y sus desvíos secundarios es casi 9.000 kilómetros. Los muros miden unos siete metros de alto y cinco de ancho, y obviamente su recorrido no es plano. Está declarada patrimonio de la humanidad por la Unesco desde el año 1987, y una de las siete maravillas del mundo moderno desde el 2007. El tramo más visitado es Badaling, pero hay otros que también merecen la pena y que quizás tengan menos visitantes: Mutianyiu a 70 kilómetros de Beijing y la zona de Simatai a unos 100 kilómetros de la ciudad.
Es difícil decidir a que hora visitar este tramo de la muralla, pues está literalmente abarrotado de personas. A primera hora del día suele haber algo de niebla, lo que dificulta la visita y os impedirá poder contemplar la panorámica de la zona. Nosotros llegamos aproximadamente a las diez de la mañana y hacía un día bastante soleado, lo que implicó encontrarnos con miles de turistas.



La Gran Muralla


Como podéis ver en las fotos, hay zonas con bastante pendiente y debéis tenerlo en cuenta para llevar algo de bebida y  dosificar esfuerzos, pues normalmente los grupos organizados dejan un tiempo muy limitado y hay que calcular ida y vuelta (aunque en Badaling hay un truco para volver, pero es mejor que lo descubráis vosotros). 



Gran Muralla

En la zona donde aparcan los autobuses, hay bastantes tiendas de recuerdos y os ofrecerán una medalla con una leyenda que pone en inglés "Yo subí a la muralla China" con vuestro nombre (se lo tenéis que escribir en un papel) y la fecha. Una turistada que cuando pasen unos cuantos años, os hará reír recordando el momento. Bastantes circuitos organizados incluyen posteriormente una visita a una tumba Ming, pero nosotros teníamos el tiempo justo para hacer el resto de visitas de Peking (Beijing) y no la visitamos.


Subiendo la Gran Muralla

De nuevo en Beijing (que difícil es acostumbrarse al nombre) para visitar el Templo del Cielo. Fue construido a principios del siglo XV, y reformado en el XVI y XVIII. Era el lugar donde los emperadores pedían para obtener mejores cosechas, y para mostrar su gratitud por éstas. En realidad  se trata de varias estructuras. El "altar del cielo" consiste en tres plataformas circulares que se elevan una sobre la otra. En el centro de la estructura está la piedra más sagrada, y allí veréis a todos los turistas esperando para hacerse una foto sobre ella. La "Bóveda Imperial del cielo", es un edificio circular con un tejado cónico. Pero el edificio más impresionante es el "Salón para las buenas cosechas", es un edificio circular con un tejado en tres pisos. El interior del edificio está decorado representando al universo, es impresionante pero para poder contemplarlo tendréis que esperar pues hay bastantes turistas.


Bóveda Imperial del Cielo


Pabellón de la Sala de Oración - Templo del Cielo

Para acabar el día nos marchamos a la plaza de Tian'anmen para intentar ver el mausoleo de Mao, pero ya no era posible. Al día siguiente volveríamos a intentarlo a primera hora de la mañana, pues dispondríamos de todo el día libre para visitas por nuestra cuenta.
Por la noche nos llevaron a todo el grupo a ver el espectáculo de Opera China, muy orientado al turista occidental. Se trataba de una obra con malabarismos y con grandes dosis de humor adaptado a nuestros gustos. Y luego la típica cena de Pato al estilo de Peking, uno de mis platos chinos favoritos. El local Quanjude está preparado para recibir cientos de comensales, y ha sido visitado por políticos y artístas bastante famosos. El pato era preparado en tres tandas: sopa, rollos con la piel, y carne en el tercero. Muy bueno, pero no es el lugar adecuado si buscáis algo con mayor presencia local.

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